La migración ha sido una constante en la historia de la humanidad. Desde tiempos inmemoriales, las personas han buscado nuevas oportunidades en otros territorios, ya sea por razones económicas, políticas, sociales o incluso climáticas. En el caso de Estados Unidos, la migración ha sido un motor clave de su desarrollo, con aportes significativos de la fuerza laboral extranjera a lo largo de las décadas. Sin embargo, el debate sobre la legalidad y el impacto de la migración sigue generando controversia.

Migrar a Estados Unidos no es un delito en sí mismo, pero la forma en que se ingresa y se permanece en el país puede tener consecuencias legales. Mientras que ingresar sin autorización o quedarse más allá del tiempo permitido por una visa puede llevar a sanciones o deportaciones, lo cierto es que la fuerza laboral migrante ha sido fundamental para sectores clave como la agricultura, la construcción y la tecnología.

Desde la década de 1940, con el programa Bracero, hasta la actualidad, la migración ha aportado significativamente a la economía estadounidense. Durante la década de 1990, los migrantes representaron el 50% del crecimiento de la fuerza laboral, y en 2022 se estimó que los trabajadores indocumentados contribuyeron con aproximadamente 96,700 millones de dólares en impuestos. Más aún, más del 55% de las startups estadounidenses valoradas en más de 1,000 millones de dólares han sido fundadas por inmigrantes. Además, un informe de la Fundación Kauffman indica que, en 2023, aproximadamente 670 de cada 100,000 inmigrantes crearon un nuevo negocio cada mes, lo que representa una tasa de emprendimiento del 0.67%. Esta cifra es significativamente superior al promedio general en Estados Unidos, que es del 0.35%. A pesar de estos datos, la automatización y la inteligencia artificial han comenzado a afectar tanto a trabajadores nacionales como migrantes, reconfigurando el mercado laboral.

El impacto de la inteligencia artificial y la automatización en la fuerza laboral de Estados Unidos ha sido significativo. Se estima que cerca del 25% de los empleos en el país podrían verse afectados en la próxima década debido a la automatización, con industrias como la manufactura y el comercio minorista experimentando cambios drásticos. Este proceso ha desplazado a muchos trabajadores, incluidos migrantes que solían desempeñar tareas repetitivas y de baja cualificación. La introducción de la IA en sectores como la logística y el transporte ha reducido la demanda de mano de obra humana, aumentando la competencia en el mercado laboral para los trabajadores migrantes y nacionales.

Este fenómeno también ha tenido un impacto en países como Colombia y Venezuela, donde muchas personas que emigraban en busca de trabajo en Estados Unidos ahora enfrentan mayores barreras para encontrar empleo. Además, la adopción de la automatización en sectores industriales en América Latina ha comenzado a afectar empleos tradicionales en manufactura y servicios, limitando las oportunidades laborales para poblaciones vulnerables. En Colombia, por ejemplo, se estima que hasta el 30% de los empleos actuales podrían verse afectados por la automatización en los próximos 15 años, lo que podría generar una nueva ola de migración en busca de oportunidades en otros sectores.

La migración entre Colombia y Venezuela: un flujo bidireccional

Si bien el debate sobre la migración en Estados Unidos es relevante, en América Latina, el flujo migratorio entre Colombia y Venezuela ha sido una de las dinámicas más significativas en las últimas décadas. En los años 70 y 80, Venezuela fue un destino atractivo para los colombianos que buscaban mejores oportunidades económicas. Se estima que en su punto más alto, alrededor de 4 millones de colombianos residían en Venezuela, ocupando empleos en el sector petrolero, comercio y servicios.

Sin embargo, la crisis económica y política en Venezuela desde la década de 2010 ha revertido este flujo. Hoy, Colombia se ha convertido en el principal destino de los migrantes venezolanos, recibiendo más de 2.8 millones de ciudadanos del país vecino. Este movimiento ha representado un desafío tanto para el gobierno colombiano como para la economía nacional, pero también ha sido una oportunidad en términos de integración laboral y desarrollo de nuevos emprendimientos liderados por venezolanos en el país.

Comparación de migración entre Colombia, Estados Unidos y Venezuela en los últimos 20 años

En las últimas dos décadas, la migración ha tenido características distintas en estos tres países.

• Colombia ha sido históricamente un país de emigración, con millones de colombianos estableciéndose en países como Estados Unidos y España. Sin embargo, en los últimos años, ha pasado a ser un país receptor de migrantes venezolanos debido a la crisis en Venezuela.
• Estados Unidos sigue siendo el destino principal de migrantes de todo el mundo, con una política de inmigración que ha variado entre administraciones, desde enfoques más restrictivos hasta intentos de reformas migratorias.
• Venezuela, que en el pasado fue un país receptor de migrantes, se ha convertido en un país de alta emigración, con más de 7 millones de venezolanos dejando el país en los últimos años, convirtiéndose en una de las crisis migratorias más grandes del mundo.

Estos cambios reflejan cómo las dinámicas migratorias son influenciadas por factores económicos y políticos, afectando tanto a las poblaciones que migran como a los países que los reciben.

La migración no es un delito, sino una realidad histórica y económica que ha moldeado el desarrollo de los países. En el caso de Estados Unidos, la fuerza laboral migrante ha sido esencial para su crecimiento, mientras que en América Latina, el caso de Colombia y Venezuela demuestra cómo las dinámicas migratorias pueden cambiar con el tiempo. Entender estos procesos es clave para diseñar políticas públicas que favorezcan la integración y el aprovechamiento del potencial de los migrantes en sus países de destino.